lunes, 22 de junio de 2020

«Yo tampoco te condeno»



¡Qué preciosa escena tan conmovedora! «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra»... Jesús se incorporó y le preguntó a la mujer: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?”. Ella contestó: “Ninguno, Señor”. Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más”» (cf Jn 8,7-11).

Disfruta contemplando la gran bondad y misericordia de Jesús ante el pecado abierto de esta pobre mujer con la que quieren manipular las respuestas de Jesús; si la perdona, le acusan de quebrantador de la Ley; y si la condena, pierde toda la autoridad por parecer intransigente. Pero qué grande es Jesús, perdona a la pecadora y confunde a los escribas y fariseos.

En el azar de la vida te ocurrirá encontrarte con toda clase de situaciones difíciles. Ante el no saber qué hacer, Jesús hoy te pone el gran ejemplo de esta pobre mujer adúltera: ante todo, debes comprender el mal que ves, metiéndote en su situación y ambiente, no siendo como estos fariseos y escribas que optan por apedrearla, y actuando como Jesús: «Tampoco yo te condeno». Cuando te sientas pecador, debes actuar como lo hacía Jesús.

Esta es la excelente enseñanza que Jesús te da hoy: aprender a perdonar, aprender a no ser ligero en condenar. Dale gracias a Dios por ser tan bueno y tan misericordioso: Gracias, Señor, por enseñarme a comprender, a perdonar y a amar. Que ante el mal sepa decir: yo también soy un gran pecador. Gracias, Señor.

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