domingo, 7 de junio de 2020

Ver con los ojos de Dios

Jesús hoy quiere que consideres cómo es tu forma de ver la vida: «La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está iluminado, pero cuando está enfermo, también tu cuerpo está a oscuras. Por eso, ten cuidado de que la luz que hay en ti no sea oscuridad» (cf Lc 11,33-34).

Con esta comparación Jesús te enseña a tener la mirada clara, para iluminar tu actividad y tus movimientos interiores y exteriores. Quiere que cuides tu mirada, que cuides tus ojos, para ver como él ve, con esa mirada que transciende bondad. Cuando tus ojos están sucios y miran desde tu oscuridad, no verás más que todo lo negativo. Pero si esa mirada se la dejas al Señor para que te la cambie, todo en ti resplandecerá. Ahora piensa: ¿cómo es la visión de tu alma? ¿Tu ojo interior está sano y normal o está en la oscuridad? ¿Cuáles son tus tinieblas?

Necesitas ver. Necesitas los ojos de Dios para valorar la vida con alegría. Hoy pídele sus ojos para ver la vida y a las personas como Él las ve: Dame, Señor, tus ojos para ver como tú. Que mi mirada sea limpia, amorosa, misericordiosa y comprensiva. Quiero y necesito ver con ojos limpios y no turbios. Dame la transparencia y la claridad que necesito. Quiero ser lámpara para los demás. Ayúdame, Señor.



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