viernes, 12 de junio de 2020

Ser siervos vigilantes



Hoy Jesús te dice una y otra vez grandes enseñanzas para tu vida: «Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame... Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre» (cf Lc 12,35-40).

Ya ves que Jesús quiere que siempre estemos en vela. Quiere que estés en constante preparación para presentarte a él. Vigilante espera es la disposición que tienes que tener viviendo con esperanza y con mucha fe, aunque no sepas ni el día ni la hora de su venida.

Hoy le pedirás al Señor vivir despierto y estar atento a las necesidades de los hermanos, ser solidario con los demás, ser fuente de energía y de luz para tantos que viven sin fe. Estas son las exigencias de Jesús: fidelidad y responsabilidad. Pero si analizas bien las palabras de Jesús: ¿cuál es tu compromiso de evangelización? ¿Qué has recibido del Señor? ¿Qué te exige el Señor? Pídele: Señor, quiero ser fiel discípulo siempre dispuesto a servirte. Tú eres el dueño de mi vida y el dueño de mis actos. Que sea siempre fiel y esté vigilante, siempre sumiso a lo que Dios quiera de mí. Quiero ser siervo vigilante y fiel que te espere siempre con mucho amor. Quiero mantener muy fija la palabra: «Velad». Que sea como un viajero que va a llegar pronto a la estación de su término, pero que ignora el momento preciso.

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