Otra lección más te da Jesús hoy: ¡no a la codicia! «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes» (cf Lc 12,15). Y para explicar más estas palabras les propone la parábola del hombre rico y codicioso: «“¿Qué haré? No tengo dónde almacenar la cosecha”... Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma y, ¿de quién será lo que has preparado?”. Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios» (cf Lc 12,16-21).
Hoy Jesús te dice que evites con cuidado toda clase codicia. Piensa que el dinero no da la felicidad, ni debe ser la razón principal de tu vida. El acaparar, el hacerse rico lleva a la ruina espiritual y a la perdición. La codicia es un verdadero obstáculo para ser un buen cristiano. Por eso Jesús nos insiste que busquemos su Reino y todo lo demás se nos dará por añadidura.
¿Cómo es tu vida? ¿Qué clase de riquezas acumulas para ti o para Dios? ¿Compartes lo que tienes? ¿Buscas primero el reino de Dios?
Señor, no quiero acumular lo que no necesito para vivir. Quiero compartir y valorar solamente la gran riqueza que eres tú en mi vida. Que no me deje llevar por el mal de la codicia. Solo quiero las riquezas que no perecen. Dame fuerza, Señor.
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