jueves, 4 de junio de 2020

Si tienes sed, ven a mí y bebe



Hoy te llena de asombro el grito que Jesús da en medio del templo: «El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús en pie gritó: “El que tenga sed, que venga a mí y beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán ríos de agua viva”» (cf Lc 7,37).

Admira el énfasis del grito de Jesús invitando a todos sin excepción a acercarse y creer en él. ¿No te impresiona oírle decirte que es el agua viva para ti, que si tienes sed y además crees en él, no dudes y vayas a él, porque de su corazón manarán ríos de agua viva que saciarán para siempre tu ansia? Piensa que Jesús es la roca de la que brota el agua viva que te da vida, que está llena de su Espíritu que comunica la fuerza y sacia todas tus carencias.

¿Qué significa para ti el agua que hoy te dice Jesús en este texto? ¿Qué clase de sed tienes? ¿En dónde sacias tu sed? ¿Cuáles son las fuentes de donde brota tu agua? ¿Necesitas sinceramente cada día beber el agua que te marca Jesús hoy?

Hoy no dejes de exclamar a Jesús con toda fuerza: Señor, necesito de tu agua. Sacia mi sed. No permitas que beba en otras fuentes que me producen muerte y no llenan mi vida. Dame de esa agua y haz que sienta la necesidad de acercarme a tu insaciable fuente. Deseo ser verdadero discípulo tuyo con el agua que tú me das. Ayuda mi falta de fe y sacia las fuentes de mi vida.

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