martes, 30 de junio de 2020

No ser escándalo para los demás



Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos; pero, ¡ay del que los provoca!» (cf Lc 17,1). Qué duras son estas palabras, ¿verdad? Pero Jesús aún añade más: «Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le echaran una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado» (cf Lc 17,2-3).

Jesús llama escándalo a todo el que hace o es motivo de tropiezo a los demás, le induce al mal y le lleva al pecado. El escándalo es una ofensa a Dios y a los hermanos. Como eres humano, Dios pone en tus manos el perdón; si «siete veces caes al día», tienes muchísimas ocasiones de pedir perdón, es decir, «siempre».

No puedes evitar ver malos ejemplos y actos debido a la libertad y debilidad por las que está marcado el hombre, pero evítalos. Toda tu vida es un ejemplo a seguir. Debes cuidarla para no hacer daño a los pequeños en la fe, a los débiles en el amor. Pide al Señor ser sensible al bien de los demás, no hacer mal y daño a nadie con tus formas de ser, saber perdonar. Y pregúntate: ¿soy buen ejemplo para los demás? ¿Soy motivo de escándalo? No pases hoy por alto estas duras palabras de Jesús y pídele fuerza para no ser motivo de escándalo.

Qué duras son tus palabras, Señor. Quiero acogerlas como me las dices. Me duele ser motivo de escándalo para los demás. Dame luces para darme cuenta de qué es lo que hace mal a mis hermanos. Que tu fuerza llene mi vida de confianza y esperanza en que seré fiel y ejemplar contigo y con los demás. Madre del testimonio, ayúdame.

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