Todas las expresiones con las que Jesús abre su corazón cuando ve cómo los fariseos y sacerdotes están decididos a hacerle el mal y a perseguirle son dramáticas y dolorosas: «Mi tiempo no ha llegado todavía. El mundo no puede odiaros a vosotros. A mí sí me odia porque doy testimonio contra él de que sus obras son malas» (cf Jn 7,6-7).
Al escuchar a Jesús siente en ti la fuerza por la que él siempre se deja guiar. Su Espíritu Santo, que es hacer la voluntad de su Padre, no se deja llevar por la gente que quiere las oportunidades de aparentar y brillar. ¿No te ocurre lo mismo que a estas personas? ¿Haces más caso a los valores del mundo actual que a los valores que te muestra Jesús? ¿En tus acciones buscas la gloria de Dios?
Cuando realices tu misión de testimoniar a Jesús, cuando te esfuerces por seguirle, no te dejes llevar por tus impulsos negativos, ni por los criterios no evangélicos, sino, aunque te cueste, oye al Señor en tu interior, imita su ejemplo y haz lo mismo que hizo él. Estate seguro de que te marcará el rumbo que debes adoptar en tu actuar y cómo debes transmitir su Palabra con la fidelidad y firmeza. Pídele fuerza para la misión de anunciarle.
Jesús, enséñame a ser como tú. Que me deje guiar por los criterios de tu mensaje, por el Espíritu que habita en mí. Que tenga firmeza para actuar como tú quieres. Solo en ti pongo mi confianza y esperanza. Ayuda mi debilidad.
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