sábado, 30 de mayo de 2020

Marta y María



¡Qué preciosa escena llena de humanidad, de cariño y de amistad! Tienes los dos planos: Marta, que se mueve en el aspecto humano de atender a Jesús y que no le falte ningún detalle; y María, que nos da la pincelada de la escucha. Los dos planos: acción y contemplación. «Marta andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que acercándose a Jesús, dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir?”. Respondiéndole el Señor le dijo: “Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas, solo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no le será quitada”» (cf Lc 10,38-42).

El servicio, el amor a los demás tiene que estar regado de oración y de escucha de la Palabra, como María sentada a los pies de Jesús. Muchas veces estás distraído con la urgencia de la acción. No tienes tiempo para escuchar a Dios y al hermano. Este es el ejemplo de Marta, que aparece con una acción desbordada que le impide reencontrarse con la escucha de Dios; y sin embargo María vive en una acción dinamizada y preparada para recibir el espíritu de Dios por medio del silencio.

¿Cómo es tu vida, como Marta o como María? ¿Vives la acción y la contemplación?

Sí, Señor, solo quiero buscar «la única cosa necesaria», que es tu Reino, tu escucha. Quiero hacer de mi trabajo, de mi amistad, de mis ocupaciones un lugar de encuentro contigo. Que, sentado a tus pies, absorba tu amor. Y que mi amistad contigo se proyecte en la acción y en el trato con los demás. Madre de la contemplación, ayúdame a sentarme a los pies de Jesús para escuchar su Palabra.

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