viernes, 29 de mayo de 2020

¿Quién es mi prójimo?



Escucha con atención una de las magníficas parábolas del amor a los demás y aplícatelo a tu vida cuando a Jesús se le pregunta: «Y, ¿quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). «El que practicó misericordia con él» (Lc 10,37).

Jesús, a través de la parábola del Buen Samaritano, te dice las diferentes reacciones que puedes tener y cuál es la verdadera ante los demás. «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de bandidos que lo desnudaron, lo molieron a palos y lo dejaron medio muerto» (Lc 10,30).

Y vienen las siguientes reacciones. La primera la del sacerdote, que al verlo da un rodeo y pasa de largo. La segunda la del levita, que se llega a él y al verlo pasará de largo. La tercera la del samaritano, que al verlo se compadeció, le vendó las heridas, lo montó en su cabalgadura, lo lleva a la posada, saca dos denarios y se los da al posadero para que cuide de él.

Jesús, con este ejemplo, te dice cómo tienes que actuar y lo que más importa ante el prójimo. Lo primero ayudar a quien lo necesita, sin discriminación de nadie; el prójimo es tu próximo, el que se acerca requiriendo tu atención y escucha. Atender al prójimo es hacer la labor del Buen Samaritano: acercarse, compadecerse de su situación.

Hoy te dice Jesús: «Sé Buen Samaritano». ¿Quién es tu prójimo? ¿Cómo te comportas con él? ¿Eres Buen samaritano con los que te rodean?

Jesús, quiero ser Buen Samaritano con los que me rodean. Quiero recibir tu palabra que me dice: «Anda, haz tú lo mismo». Ayúdame a curar, a aliviar, a quitar problemas y sufrimientos en los que me rodean.

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