miércoles, 11 de octubre de 2017

Moniciones Domingo XXVIII -TO-A

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO – ANOLAIMA
DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2017 – XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

MONICIONES


ENTRADA: Hermanos: este encuentro de fe nos abre a todos los hermanos, a los que ahora nos acompañan y a todos aquellos que no han llegado ante la invitación de Dios. Los unos para ser presencia y voz de Jesús en nuestro mundo; los otros para llegar a su corazón con el testimonio de una fe que acoge y dialoga. Celebremos con fe.

LECTURAS: La liturgia de la Palabra saca fuera de nosotros cualquier idea en torno a un Dios para unos pocos. El Dios revelado en las Escrituras es Padre de toda la humanidad, se interesa por todos y a todos los quiere en el banquete del Reino. Hagamos vida esta Palabra para vestir el traje digno de tan sublime regalo.

ORACION DE FIELES

Oremos al Señor nuestro Dios rico en misericordia para los que lo invocan, diciendo juntos:

SEÑOR, HAZNOS DIGNOS DE TU BANQUETE CELESTIAL

1.     Por el Papa, para que Dios le dé su espíritu de sabiduría para qie así pueda fortalecer a la Iglesia en el amor y la unidad, roguemos al Señor.

2.     Por los pobres de este mundo, los que sufren, los que lloran, los perseguidos y los abandonados, para que nunca pierdan la esperanza en el Dios que sale a su encuentro, roguemos la Señor.

3.     Por quienes socorren a los hermanos necesitados que viven en la miseria, para que fieles al amor de Dios, no dejen de velar por su bienestar, roguemos al Señor.

4.     Por quienes son convidados al banquete para que se presenten con el traje de la justicia, la solidaridad, la bondad y el amor, roguemos al Señor.

5.     Por nosotros aquí reunidos, para que no caigamos en la tentación de creernos autosuficientes y confiemos siempre en la Palabra de Dios, roguemos al Señor.

Señor Dios nuestro, concédenos lo que tú bien sabes que necesitamos, te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

OFERTORIO: Presentemos al Señor las ofrendas de pan y de vino. El las convertirá en su cuerpo y su sangre para nuestro alimento. Presentemos también nuestras vidas como ofrenda agradable a Dios, para que también seamos transformados.

COMUNION: La mesa ya está servida y es el mismo Jesucristo quien se ofrece como alimento. Llenos de alegría participemos del banquete al que hemos sido invitados.



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