PARROQUIA
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO ANOLAIMA
SOLEMNIDAD
DE CORPUS CHRISTI – DOMINGO 18 DE JUNIO
MONICIONES
ENTRADA: Nos
reunimos para compartir esta Eucaristía en el Día del Corpus Christi. Jesús,
nuestro Señor, está presente en la vida de la Iglesia, en la Eucaristía que nos
fundamenta y mueve al compromiso para que vivamos llevando a todos la justicia
y el amor que proceden del Padre. Que al celebrar la Eucaristía, sepamos superar
todas las divisiones humanas.
LECTURAS: Jesús se presenta a sí mismo como el pan vivo que ha bajado del cielo,
el que es capaz de dar la Vida definitiva, la Vida al mundo. Comer el Cuerpo de
Cristo, comulgar con El, implica una total unidad a su persona y una
identificación con las personas, porque siempre van unidos el amor a Dios y a
los hermanos.
ORACIÓN DE LOS
FIELES
Dios Padre siempre acoge nuestra oración cuando es
sincera, cuando no intentamos manipularle a nuestro capricho. Todos presentamos
estas necesidades, diciendo:
¡SEÑOR,
DANOS TU PAN DE VIDA!
1. Para que la
Iglesia, al celebrar la Eucaristía, se sienta un Cuerpo, y todos ayudemos a
crear unidad entre sus grupos y personas. Oremos.
2. Para que cada
uno de nosotros, al celebrar la Eucaristía, nos sintamos renovados por el Cuerpo
de Jesús y sepamos llevar ánimo y fuerza a quienes se sienten solos. Oremos.
3. Para que
descubramos de verdad que lo más importante de la sociedad son las personas, y
busquemos lo que favorece el bien, la paz y la justicia. Oremos.
4. Para que
nuestra comunidad parroquial, al celebrar la Eucaristía, sepa descubrir a Jesús
en las personas que viven y sufren a nuestro lado. Oremos.
Acoge,
Señor, nuestra oración y que Jesús nos ayude en la entrega y en el servicio.
Que vive y reina.
OFERTORIO: Nuestro servicio a los
pobres y a los más marginados nos dirá si nuestro culto a la eucaristía es
correcto o no. La alegría de la Pascua y el gozo de saber que Jesús vive y está
con nosotros nos dará fuerza para servir a los pobres y amar a todos los
hombres.
COMUNION: Queremos poner
nuestras vidas en tus manos, junto con todo lo que somos y tenemos; y Tú, que
todo lo puedes, abre nuestros ojos para que sepamos reconocerte y proclamarte
presente no sólo en la Eucaristía, sino en todo hermano nuestro, especialmente
en los más necesitados.
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