sábado, 27 de mayo de 2017

Moniciones Solemnidad de la Ascención - A

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO – ANOLAIMA

DOMINGO 28 DE MAYO – CICLO A

MONICIONES


ENTRADA: Hermanos: Jesús se va al cielo y ahora es nuestro turno. Nosotros tenemos que llevar a cabo la misión de Jesús; nosotros tenemos que continuar el trabajo que Jesús comenzó: anunciar la Buena Noticia a los hombres y ser testigos del amor de Dios. Celebremos alegres la Santa Eucaristía.


LECTURAS: En su Ascensión, Jesús confía su misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les dará fuerza para ser testigos de Cristo, el Señor, en todo el mundo. Escuchemos atentos.


ORACIÓN DE FIELES

En la solemnidad de la Ascensión, fiesta de esperanza para toda la Iglesia y toda la humanidad, presentemos nuestras oraciones al Padre.

ROGUEMOS AL SEÑOR

1.   Por la Iglesia, para que sea cauce y portavoz de las aspiraciones y esperanzas del mundo, especialmente de las personas más débiles y necesitadas, a quienes no se les escucha.

2.   Por la humanidad sufriente; por las personas que han perdido la esperanza; por los cansados de vivir; por los que necesitan motivos para seguir trabajando y luchando. Que en la Ascensión del Señor puedan vislumbrar un anticipo del triunfo que Dios tiene preparado para los suyos.

3.   Por todos los que trabajan y se esfuerzan por hacer un mundo de hermanos, por todos los que sueñan con cauces de paz, por todos los que dedican su tiempo a los demás. Que el Dios de bondad bendiga sus esfuerzos.

4.   Para que creamos, movidos y fundados en la fe, que es posible trabajar por el mundo que Dios quiere.

Acoge Señor la oración que te presentamos con un corazón sincero y agradecido. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

OFERTORIO: Jesús se va y nos deja su Espíritu y gracias a Él este pan y vino que vamos a poner en el altar se van a convertir en el Cuerpo y en la Sangre de Jesús, que se nos da como alimento para continuar su tarea. Danos ojos de fe para reconocer en estos signos sencillos tu presencia y tu cercanía.


COMUNION: Acerquémonos a recibir a Jesús Eucaristía, el Cordero de Dios, el vencedor de la muerte, que se nos da como alimento de vida eterna. Alegrémonos porque somos los invitados a esta mesa de Pascua.

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