domingo, 24 de mayo de 2020

Novena al Espíritu Santo Día 3

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO



+ En el nombre del Padre…

1. Oración Inicial

Oh Dios de infinita bondad que nos has revelado en tu Hijo Jesucristo tus designios de amor, te rogamos que envíes sobre este pueblo tuyo, congregado en la fe, la fuerza y la alegría del Espíritu Santo.

Que, en estos tiempos difíciles, el fuego del Espíritu encienda en el corazón de la Iglesia la llama de la esperanza.

Que en esta hora en la que la humanidad siente tan cerca la fuerza del dolor, tu Espíritu Santo nos reavive y nos ilumine.

Que en estos tiempos en los que muchos han perdido la esperanza, tu Espíritu nos reconstruya, nos renueve, nos haga santos.


Que en estos días en los que, con María, queremos imitar la Iglesia de los Apóstoles que perseveraba en la oración, tu pueblo reavive la alegría de ser familia, renueve la comunión que nos hace hermanos.

Que tu Iglesia renovada con los dones del Espíritu, avance por senderos de esperanza, camine con decisión animando el corazón de los que lloran, sane las heridas de los que sufren, restaure la confianza a los decaídos, avive la fe de los que dudan.

Envíanos, Dios fiel, el Espíritu Santo, alma de la Iglesia, arquitecto de la esperanza, fuente inagotable de vida y de alegría. Amén.

2. Consideración del día tercero

De la alocución del Papa San Juan Pablo II durante el rezo del Regina Coeli

DON DE INTELIGENCIA: El don de la Inteligencia. La palabra "inteligencia" deriva del latín intus legere, que significa "leer dentro", penetrar, comprender a fondo. Mediante este don el Espíritu Santo, que "escruta las profundidades de Dios" (1 Co 2, 10), comunica al creyente una chispa de esa capacidad penetrante que le abre el corazón a la gozosa percepción del designio amoroso de Dios. Se renueva entonces la experiencia de los discípulos de Emaús, los cuales, tras haber reconocido al Resucitado en la fracción del pan, se decían uno a otro; "¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba con nosotros en el camino, explicándonos las Escrituras?" (Lc 24, 32).

Invoquémoslo por intercesión de María Santísima, la Virgen de la Escucha, que a la luz del Espíritu supo escrutar sin cansarse el sentido profundo de los misterios realizados en Ella por el Todopoderoso (cf. Lc 2, 19 y 51). La contemplación de las maravillas de Dios será también en nosotros fuente de alegría inagotable: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador" (Lc 1, 46 s.).

3. Súplica

Danos, Dios de la vida, la Inteligencia necesaria y suficiente para encontrar los caminos que nos lleven, como Iglesia particular, a leer tu presencia en los signos de nuestra historia, para asumir el reto de una humanidad doliente con inteligencia modelada en los valores cristianos.

4. Intención

Pidamos con fe el don de la Inteligencia para los hijos de esta Iglesia nuestra en medio de estos tiempos de dolor e incertidumbre para que puedan vislumbrar los caminos que nos lleven a hacer creíble el Evangelio de la vida y de la paz.

5. A modo de gozos

Oh Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la tierra.

Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;

por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

6. Oración final

Espíritu Santo Paráclito, perfecciona en nosotros la obra iniciada por Jesús; Haz fuerte y continua la plegaria que elevamos en nombre del mundo entero. Acelera para cada uno de nosotros los tiempos de una profunda vida interior.

Da impulso a nuestro apostolado, que quiere llegar a todos los hombres y a todos los pueblos, todos redimidos por la sangre de Cristo y todos herencia suya. Mortifica en nosotros la natural presunción y levántanos a las regiones de la santa humildad, del verdadero temor de Dios, del ánimo generoso. Que ninguna atadura terrena nos impida hacer honor a nuestra vocación. Que ningún interés, por negligencia nuestra, mortifique las exigencias de la justicia.

Que ningún cálculo reduzca los espacios inmensos de la caridad a la estrechez de los pequeños egoísmos. Que todo sea grande en nosotros: la búsqueda y el culto de la verdad, la prontitud por el sacrificio hasta la cruz y la muerte.

Que todo, finalmente, corresponda a la última plegaria del Hijo al Padre celestial, y a esa efusión que, de Ti, Santo Espíritu de Amor, quisieron el Padre y el Hijo sobre la Iglesia y sus instituciones, sobre cada una de las almas y sobre los pueblos.

Amén.

Oración de san Juan XXIII al Espíritu Santo

+ En el nombre del padre...

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