¡Qué duro es Jesús con las personas que son ocasión de escándalo! «¡Ay del que escandalice a estos pequeños! ¡Ay del mundo por los escándalos! Pero, ¡ay del hombre por el que viene el escándalo!» (cf Mt 18,6-7); y más adelante dice: «Si tu mano, si tu pie o tu ojo es motivo de escándalo, sácatelos y arrójalos fuera de ti» (cf Mt 18,8-9).
Realmente el escándalo es la actitud o el comportamiento que induce a otro a hacer el mal. El que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo. Atenta contra la virtud y el derecho; puede ocasionar a su hermano la muerte espiritual. Es tal la gravedad del escándalo que inspiró a Jesús esta maldición: «Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí (...), más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar».
¿Puedes ser tú motivo de mal ejemplo o «motivo de escándalo»? ¿Puedes hacer daño con tu forma de vivir a los más débiles? ¿Qué es lo que chirría en tu vida que causa daño? ¡Qué triste sería si fuera así! Todo aquello que veas en ti que es ocasión del mal para los demás y más débiles tienes que suprimirlo radicalmente. Cualquier obstáculo que se oponga al amor de Jesús, que es el único valor absoluto, hay que quitárselo de encima. Puede ser cualquier detalle que no percibas si no es con mucha oración. Hay que realizar el mandato del Señor: «Córtalo». El Señor te exige sinceridad interior, luz suficiente para ver lo que no está bien en ti y fuerza para proceder a quitar lo que te estorba. Pídeselo con toda necesidad.
Gracias, Señor, por tus amonestaciones. Me detendré a pensar y a analizar lo que hace perder la paz a los demás con mi mal ejemplo. Ayúdame a cortar todo lo que te estorbe en mí. «Corta y quema, oh divino corazón, todo lo que en mí no sea de tu puro amor».
Tomado del libro: 365 días con Jesús, Francisca Sierra Gómez
No hay comentarios:
Publicar un comentario