jueves, 20 de abril de 2017

Moniciones 2° Domingo de Pascua-A

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO – ANOLAIMA
DOMINGO II DE PASCUA (A) – ABRIL 23 DE 2017

MONICIONES

ENTRADA: A los ocho días de Pascua y el primer día de la semana, volvemos a encontrarnos para llenarnos de la alegría, de la paz y del perdón que Jesús nos da en la Eucaristía. Posiblemente, como Tomás, necesitamos hoy más que nunca, experimentar por nosotros mismos a ese Jesús resucitado y lleno de vida. Entonces sí podremos decir de corazón: «Señor mío y Dios mío».

LECTURAS: Jesús se manifiesta a sus discípulos el primer día de la semana. Sin Jesús los discípulos estaban miedosos, tristes y vacíos. Pero la experiencia de Jesús en medio de ellos los transforma: se llenaron de alegría al ver al Señor. Y se llenaron de paz, regalo de Jesús. Y se llenaron, sobre todo, del Espíritu Santo, aliento del mismo Jesús, y con el Espíritu la capacidad de amar y perdonar.

ORACION DE FIELES

Unidos por la experiencia pascual de sentirnos resucitados con Jesús, elevemos nuestra oración respondiendo:

JESÚS RESUCITADO, DANOS TU PAZ

1.     Por todos los creyentes; para que la paz que Jesús nos transmite, nos libere de los miedos que nos paralizan. Una paz que no la vamos a encontrar buscando poder y seguridad, sino acogiendo el Espíritu de Jesús. OREMOS.

2.     Para que nunca perdamos la esperanza ante las dificultades de la vida, y seamos siempre conscientes de que el Amor de Dios es más fuerte que la muerte. OREMOS.

3.     Por quienes participan en la vida social y política con el deseo de construir un mundo más libre, más justo y más humano para todos. OREMOS.

4.     Por cuantos viven en la angustia y el dolor a causa de la enfermedad, de las depresiones, de la soledad, de las amenazas terroristas. OREMOS.

5.     Pedimos al Señor que nos inspire palabras y gestos de paz; paz para toda la humanidad siempre amenazada por las guerras. OREMOS.

Escucha, Señor, nuestra oración; impúlsanos a vivir resucitados a una vida nueva. Por Jesucristo nuestro Señor.

OFERTORIO: Que cada vez que te vemos en el pan y el vino que compartimos en la Eucaristía, brote con sinceridad de nuestro corazón: «Señor mío y Dios mío».


COMUNIÓN: Si bajo el signo de este pan, sabemos reconocer al Señor y decir: «Señor mío y Dios mío», como Tomás, tendremos vida en su nombre. Dichosos nosotros que somos invitados.

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