sábado, 16 de julio de 2016

Catequesis Eucarística #5 - Celebrar la Misa en Familia



Hay una pregunta que nos hacemos frecuentemente: ¿Por qué la sociedad está cada vez más destruida, más corrompida? ¿Por qué la familia, la institución familiar, sufre y parece estar condenada a desaparecer?

Los padres no tiene  tiempo para sus hijos, los hijos no obedecen a sus padres, los padres se quejan porque no saben qué hacer con sus hijos, parece que se les salieron de las manos. Muchas situaciones que nos preocupan y frente a las cuales no sabemos qué hacer.
Buscamos respuestas en diferentes lugares, pero quizá no estamos acudiendo al lugar indicado.

Celebrar la Misa es el mayor acto de amor hacia Dios y también la más grande fuente de bendición y sabiduría que podemos recibir de Dios. Entonces, ¿Por qué dejamos que pase el tiempo y no compartimos esta maravillosa verdad de fe a los miembros de nuestra familia?

Celebrar la misa en familia, ha de ser para nosotros un deber sagrado, porque la solución a tantas desgracias de la vida, a tanta destrucción y corrupción social, a la misma crisis familiar es el encuentro como familia con Dios Hijo, con Jesucristo que se nos da como Palabra, como Pan y Vino, para dar fuerza, sabiduría, paciencia, alegría, paz…amor.

Celebrar la Misa en familia, es educar al niño en el respeto, en la escucha, en la obediencia, en el trato con los demás, en la piedad. Es triste que un niño llegue a la preparación para la Primera Comunión y no sepa persignarse, ni sepa tan siquiera el Padre Nuestro. Y nos quejamos como padres de por qué nuestros hijos son tan rebeldes, groseros y hasta violentos.

Celebrar la Misa en familia es darle ejemplo al joven,  que empieza a abrir sus ojos al mundo, que quiere ser libre, que en la Palabra de Dios encuentra el secreto de la verdadera libertad. No puede convertirse la televisión, el internet, el celular o los amigos en lo más importante en la vida del joven, si el encuentro familiar con Dios cada Domingo es sagrado. Padres, enseñen a sus hijos a ser agradecidos, a doblar la rodilla delante de Dios, a pedir por las necesidades propias y de los demás, a tener como su mayor ídolo a Jesús, el héroe que murió en cruz por todos, antes que al cantante que solo le canta al sexo desenfrenado, a la infidelidad, a los vicios y a toda clase de antivalores.

Por último, celebremos la Misa en familia, porque es la mejor manera de luchar en favor de la Familia constituida por Papá,  Mamá e hijos. Tomemos partido frente a los movimientos e iniciativas que ponen en peligro el modelo de familia que Dios Instituyó. Digamos sí a la Familia como Dios manda. Vengamos a celebrar la Misa en Familia, tomados de la mano, expresando el amor de pareja y de padres a hijos.


Si no acostumbras a participar de la Misa en familia ¿Te comprometes a hacerlo a partir del próximo Domingo?
Por: Juan Manuel Guerrero Acero

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