¡Qué triste es escuchar!: «Entraron en una aldea de samaritanos, pero no le recibieron porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén» (cf Lc 9,52-53).
Hoy se te invita a tener la fuerza que tuvo Jesús para cumplir la voluntad de su Padre en todos los momentos más duros. Aquí vemos la reacción de los discípulos de Jesús hacia los samaritanos, que no quisieron acogerle porque cumplían la normativa de hostilidad hacia los peregrinos de Jerusalén. Los discípulos van a regañadientes a Jerusalén porque sabían lo que le va a ocurrir a su Maestro, quieren que prenda fuego Samaría por su frialdad y por su rechazo.
En tu vida te verás envuelto en numerosas circunstancias en las que te cuesta subir a Jerusalén y cumplir la voluntad de Dios. Y por qué no, tendrás muchas ocasiones en las que te sentirás rechazado. Aun así, responde con amor, para que no tengas que oír la reprensión que Jesús hizo a sus discípulos: «Él se volvió y los regañó» (Lc 9,55).
¿Cómo aceptas los rechazos e incomprensiones que recibes? ¿No te ocurre como a los discípulos que, cuando tienen que abrazar la cruz, huyen? ¿Aceptas sin venganza y violencia cuando ves que no eres bien acogido? Dirígete a Dios y dile: Muchas veces, Señor, merezco que me reprendas para que purifique mis fallos al no ver con buenos ojos lo que quieres de mí. Corta todas las reacciones de resentimiento que puedan crecer en mí y hazme fuerte ante la cruz y el dolor. Regáñame cuando me veas como a los hijos del Zebedeo, así aprenderé a ser poco a poco como tú.
Tomado del libr: 365 días con Jesús, Francisca Sierra Gómez
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